Qué bonita imagen la que ocupa la calle central de este paso
de palio, y que misterio lleva encerrado, bajo esa especie de baldaquino de
plata, que gran tesoro escondido llevamos sin darnos cuenta siquiera, aun
siendo tan claro y brillante. Que nos cuesta apreciar lo verdaderamente verdadero
de las cosas. Y que claro ejemplo el de San Francisco.
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