Una de las pocas veces que deseamos los diluvios, una de las pocas veces que nos emocionamos de alegría al ver como llueve literalmente. La persona que haya tenido el placer de poder ver esta imagen en directo sabe que es uno de los espectáculos más bonitos de todos lo que tiene la Semana Santa, ese momento en el que casi llegando al momento de la despedida empiezan a caer mas y mas pétalos de flores, ya no solo son tirados por las personas, sino que parece como si el mismo Dios se los tirase a su madre bajo palio desde el cielo y aunque parezca mentira, aunque no sea nuestra hermandad, aunque no lo sintamos como nuestro, pero siempre terminamos sintiendo ese momento como algo verdaderamente nuestro.
Foto y texto: Andrés Carmona Calero.
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